Se conoce así a los conjuntos de luminarias que se colocan en zonas en las que es difícil o poco práctico realizar una instalación eléctrica y que disfrutan de la luz del sol, normalmente jardines, patios o caminos de entrada.
Los focos funcionan mediante un pequeño panel fotovoltaico relleno de células de silicio, un material que actúa como conector solar; cuando la célula se calienta, libera una pequeña descarga que se convierte en energía eléctrica y hace funcionar la bombilla.
Normalmente, los equipos solares se cargan durante el día y comienzan a funcionar de forma espontánea en el momento en el que el ambiente se oscurece.