Son un elemento de seguridad para proteger los ojos en ambientes laborales hostiles o en circunstancias adversas. Impiden la entrada de objetos, insectos, agua, productos químicos o agentes biológicos.
Aunque tradicionalmente se utilizaban el el ámbito del bricolaje y en la práctica de algunos deportes de cierto riesgo, actualmente son muy demandadas por causa de la Covid-19.
Habitualmente, los cristales están fabricados en policarbonato, lo que reduce sustancialmente el riesgo de rotura. A la hora de utilizarlas, pueden sujetarse con unas patillas, como las gafas tradicionales, o mediante una goma que las sujeta a la cabeza; esta opción ajusta mejor las gafas sobre la cara y los ojos, por lo que es más segura en condiciones de seguridad adversas.